lunes, 9 de julio de 2012

La primera será la última

Es la primer entrada en un blog que resulta muy optimista (cosa contraria a mi pésima personalidad depresiva) pero trataré de hacer lo mejor dentro de lo posible para que no salga tan mal. Trataré de dar consejos banales que a la larga les resultarán muy útiles si deciden adentrarse a este maldito vicio deporte que les dejará grandes satisfacciones personales, así como los calendarios de algunas carreras que pueden servir para motivar a que se paren de ese viejo sillón y dejen de ver Grey's Anatomy o C.S.I.


By the way, me gusta ver C.S.I.


El hombre (y la mujer, of course) desde sus inicios ha corrido por diferentes motivos: para cazar su comida, para cazar al amante, para cazar a una mujer (o a un hombre), en fin, la cuestión es cazar. Cazar objetivos. Muchos de estos objetivos no necesariamente tienen que ser materiales. Claro, si te encontraras en el Sahara, tu primer objetivo sería un oasis. Pero a esto tengo que agregar que todos los humanos tenemos desde que nacemos un enemigo en común: el tiempo. Muchos lo consideran un aliado. Yo no. Lo considero igual que una muerte lenta, que puede durar muchos años. En algunos casos no tanto. Pero yo lo considero así.

Y dependiendo de cómo se comporte nuestro cuerpo durante el tiempo que tenemos de vida, dependerá asimismo del tiempo que se nos conceda para vivir. Y es por eso que hay que ejercitar nuestro organismo para que -ahora si -se vuelva uno con el tiempo. Tic-tac. Comportándose como una fina máquina suiza.

La afición por correr nació en mi desde que estaba en la facultad. Salía a correr a las deportivas que tenía cerca de dónde vivía. También jugaba basquet y futbol (o al menos trataba) pero esa es otra historia. Mi poca experiencia en el campo, me hacía creer que corría como 10 km a una super-ultra-mega-velocidad, cuando en realidad (y en base a mi experiencia actual) corría la risible cantidad de 2 km en 30 minutos.

Si, risible para la experiencia.

Ahora bien, puedo decir que esos kilómetros acumulados me han servido para curtir de a poco mi resistencia ante la distancia. Que ahora las lesiones ya empiezan a ser parte de mi entrenamiento y que sólo se van cuando los músculos calientan, cuando te pones tus auriculares, empiezas a estirar, a sentir el rocío de la mañana en las pantorrillas y todo empieza a ser parte de un sistema que conjuga tiempo con corazón.

El tiempo es proporcional al corazón.

Ahora bien ¿para qué correr? Es una excelente pregunta si piensas que los que empezamos a correr éramos como Carl Lewis o el mismísimo Usain Bolt. No señoras y señores, no somos ni más ni menos humanos. Somos iguales. Empezamos siendo unos troncos. Empezamos a lesionarnos por el sobrepeso y por pisar mal. Empezamos a acostumbrar nuestro sistema circulatorio con largas sesiones de jadeos cada 5 minutos de trote con pasos cortos. Nadie dijo que empezar sería fácil. Pero una vez que lo haces, por difícil que pueda parecer ya no puedes parar. Y empiezas a correr ya no por poseer una figura corpulenta y atlética, ni por ver los cuerpos bien formados de l@s demás corredor@s. No, empiezas a generar un sentimiento de paz interior, sintiéndote libre. Sintiendo que ese cuerpo debería alcanzar lo que tu alma te pide.

¿Qué esperas para tomar esos viejos tenis y hacer esos 2 km en 30 minutos?

Por algo se empieza ¿no?

Cheers...

No hay comentarios:

Publicar un comentario